viernes, 1 de junio de 2012

LA MUERTE DEL PADRE Y LA MISA POR EL (15.03.71)

Los rebajes de fin de semana estaban chupados. Los cortos y largos permisos, frecuentes y abundantes, nadie de mis compañeros amurrioarrras se lo podía creer. Llegué a contabilizar más dias de permiso que de cuartel, como soldado en Irún.  Y puedo jurar que no fui de "enchufado" y que cumplía bien las a veces difíciles y sobre todo variadas y polivalentes misiones del furriel.
  
También el sábado 13 de marzo fui a casa. y el domingo vi a mi padre cómo iba dejando la vida poco a poco, con una embolia cerebrral que se la arrebataba desde hacía dos años. Pero como en los demás rebajes, atendí más a la calle que a la casa. Y regresé al cuartel a medianoche. Un telegrama me llevó la noticia de su muerte varias horas después. En autostop llegué muy de noche a Llodio y en tren casi a medianoche a casa.  En la rebeldía de mis pensamientos, soñaba con lo imposible, que todo fuera un mal sueño. Cuando leí la esquela en el primer poste de Amurrio, solté a llorar.

En los cuarteles también hay alma. Tras una semana de permiso, vuelvo a mi puesto militar. Pocas jornadas después, cuando una noche  leo como de costumbre a la Cía formada la orden del día para el siguiente, que  me la acaban de pasar y desconozo por completo el contenido, se me humedecen los ojos y me tambalea  la voz al comunicar la excepción de la mañana siguiente con una misa por mi padre y el de otro mando de nuestro Regimiento Colón a la que asistiría todo el Regimiento a presentarles sus honores.  

Contrariedades tiene la vida. Había sido un hombre fuerte y se fue con sólo 68 años. En la Guerra Civil se apuntó al batallón gudari y sin tirar un tiro le cayeron tres años de cárcel.  Tras su muerte su "enemigo" le brinda sus respetos con honores militares. ¡Demasiado tarde! El sólo  cumplió con su deber.

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