lunes, 28 de mayo de 2012

CABO FURRIEL (10.02.71)

La "guerra" iba bien. El Sargento Nevado, el chusquero de la oficina,  me propone para Furriel cuando se licenciara el lauditarra Mendivil. El "puesto" me lo gané trabajando en la oficina. Ahora sólo tenía que "enchufar" a otro amigo para oficinista... e ir ya pensando en mi sustituto como Furriel para continuar la cadena con el máximo de libertades, rebajes, permisos y pronta licencia. ¡Así era la guerra... acababa de llegar y ya planificaba el curso para terminarlo pronto con la máxima dignidad y hasta elegancia!

El 17 se licencia mi valedor y empiezo a ejercer como furriel. Curiosamente estoy con fiebre y me rebajan a cuartel, algo así como que no debo salir de la compañía por mi estado de salud. Pues me toca trabajar y muy duro y trasladar mis trastos a la furrielería, una habitación-despacho y dormitorio (fuera del pabellón de la Cía), que tenía aneja otra que ejercía de almacén de ropa, mantas, toallas  y la ropa militar que se recogía a los licenciados, casi basura.

Nada sorpresivo en mi nuevo "cargo", que como además apoyaba en la oficina, donde era obligado tener a los amigos, me hice con el máximo poder en la práctica de la Compañía. Llegué a conseguir llevarme bien con los mandos y los mandados. Capitán, teniente y sargentos me daban responsabilidades que sólo podían darse en aquel casi desértico y defenestrado cuartel. Así ellos vivian de madre. 

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